Opinar

domingo, 22 de octubre de 2017

Molt interesant reflexió de Gabriel Jaraba, Profesor en Facultat de Ciències de la Comunicació - Universitat Autònoma de Barcelona



Molt interesant reflexió de Gabriel Jaraba, Profesor en Facultat de Ciències de la Comunicació - Universitat Autònoma de Barcelona.
La crisis catalana no es, en el fondo, tal cosa. Es un experimento de alcance europeo cuya dimensión estratégica parece pasar desapercibida. Es, para decirlo ásperamente, un test de resistencia de materiales. Y está dirigido no solamente a los catalanes sino a los españoles y a los europeos en general. El test consiste en experimentar hasta qué punto la ciudadanía en general y las instituciones internacionales están dispuestas a tolerar y soportar una democracia autoritaria y en qué grado, no sólo en España sino en todos los países de la UE. Estamos en el extremo occidental de Europa y no en Turquía, por tanto el test no se puede realizar a la Erdogan sino a la Rajoy-Felipe. La prueba consiste en hacer una interpretación musculada de la constitución y las leyes de modo que cualquier gesto de recorte democrático pueda achacarse al respeto de la legalidad. En tiempos de crisis económica, desempleo y precariedad laboral, temor por las pensiones y demás, la prueba es pertinente: ¿hasta qué punto están los ciudadanos dispuestos a soportar una democracia no ya tutelada por militares sino asumida de buen grado mediante la justa combinación de conservadurismo social, nacionalismo español y reclamación de autoridad y mano dura? Lo que en otros países es ascenso electoral de la ultraderecha aquí es el experimento mismo de esa ultraderecha instalada en el poder ejecutivo y apoyada por el poder judicial y el legislativo (Cs pero también PSOE).
Lo interesante, digamos, del asunto es ver cómo ciudadanos españoles demócratas, legítimamente orgullosos de ser y sentirse españoles, transigen con el experimento realizado en carne viva ante sus ojos y asienten afirmando que lo que sucede son "consecuencias" de no acatar la ley, "deslealtades" y "desafíos". Tanto es así que no hay ni un solo diario editado en Madrid que disienta de tal planteamiento, con lo que el cuarto poder se ha sumado a esa siniestra colusión.
Las miradas internacionales están atentas al experimento no porque sientan prevención ante lo que suceda con Cataluña sino para comprobar cuál va a ser el resultado del test de materiales. Para obrar en consecuencia, como por ejemplo Macron cuando se disponga a aplicar a Francia una reforma laboral de caballo con disturbios en las calles.
La cosa no podría estar más clara, y sin embargo ahí están esos escandalizadísimos cuarentones asintiendo ante la ultraderecha gobernante y reinante por mor de la patria y la constitución. Veremos cosas graves, no sólo en Cataluña sino en toda España y en Europa. Test de materiales, recuerden.

miércoles, 30 de julio de 2014

Palestina sin análisis

Setenta y ocho, 256, 574, 1000... y posiblemente esta cifra seguirá aumentando mientras los pueblos del mundo asistimos perplejos a la impunidad más absoluta que se haya producido en las últimas décadas en el planeta. Ha habido conflictos armados brutales, hay hoy guerras sin sentido en las que se dan cientos de muertes civiles, pero posiblemente no ha habido ataque más brutal que el que ahora protagoniza Israel contra el desarmado pueblo palestino en la franja de Gaza. Incluso creyendo los argumentos del atacante, que mantiene que lo que pretende es desmantelar la estructura operativa de una organización como Hamas, no es entendible que para esto se realice la masacre que se está produciendo mediante bombardeos indiscriminados sobre más de un millón de personas atrapadas en el campo de concentración más grande del mundo en que se ha convertido a Gaza. ¿Qué hubiéramos pensado y hecho si, como se preguntaba recientemente Galeano, el Gobierno español hubiera bombardeado por tierra, mar y aire el territorio vasco para acabar con ETA o Inglaterra hubiera hecho lo mismo para disolver al IRA?
Pero no es intención de este texto entrar en hipótesis, en pasajes de ciencia-ficción, ni hacer profundos análisis geopolíticos sobre los que acontece en el irresuelto problema palestino-israelí. Sobre esto ya se he escrito mucho y, reconociéndolo como necesario para buscar las soluciones, como decimos, no quiere este escrito centrarse en ello.
Por una vez, y como se suele popularmente decir, sin que sirva de precedente, haremos caso a las autoridades. Ello, precisamente por que lo aquí expuesto más que un sesudo análisis pretende simplemente aludir al sentimiento popular, al corazón de nuestras sociedades. Como decíamos, las autoridades suelen, históricamente y sobre este conflicto, transmitirnos dos ideas básicas, sencillas para que la ignorante opinión pública pueda entenderlas. De una parte, que los palestinos son terroristas todos y todas, y si no lo son es por que todavía son pequeños, pero lo serán cuando crezcan; además son musulmanes y, por eso, el hecho (el ser) terrorista lo deben de llevar en la sangre. Fin de la idea primera; como vemos, fácil de comprender para el populacho y de entender que está bien acabar con ellos mediante los métodos más expeditivos, sin contemplaciones. Ahora bien, la segunda idea, aunque directamente relacionada con la anterior, va dirigida a un segmento social concreto, a ese que puede «preguntarse algo más» (entiéndase como idea sarcástica de las autoridades, pues realmente están convencidos de que no hay sector social con capacidad para hacer cuestionamientos profundos). Para este sector, al que le pudieran surgir interrogantes sobre lo anterior, especialmente al ver bombardeos solo de una parte sobre población indefensa, la receta es sencilla: «son problemas muy complejos... mejor no meterse». El correlato de lo anterior es que para eso ya tenemos a las autoridades que son las únicas con capacidad altamente desarrollada para entender esos problemas y resolverlos. Así, el pueblo pasa a ocuparse de cosas más mundanas como el destino vacacional, la subida de la gasolina o los amoríos de algún famoso de la prensa rosa (esto último, verdaderos problemas para el pueblo).
Ypor si fuera poco, a las ideas anteriores se suma una tercera cuestión, establecida desde hace décadas y aparentemente indiscutible, sobre la que también se preguntaba Galeano: ¿el hecho trágico del holocausto judío en la II Guerra Mundial ha dado a Israel una póliza de eterna impunidad? Lo triste es que, como decimos, esto no es una cuestión de hipótesis, sino de afirmación, de cuestión no discutible que se reafirma periódica y constantemente en la opinión pública. Pensemos que cada vez que se abre una crítica más o menos profunda sobre la actuación de este país, rápidamente alguien hace una declaración recordándonos el holocausto, o aparece algún reportaje periodístico sobre el mismo, o las televisiones programan, sin intencionalidad alguna, por supuesto, alguna película sobre el hecho histórico de hace casi 70 años para que lo recordemos nuevamente como de ayer mismo.
Y de esta forma, desde las autoridades propias, locales, escalamos hasta el nivel de la «comunidad internacional», ese ente formado básicamente por nuestras autoridades, siempre que sean blancas, occidentales y defiendan con ahínco la democracia liberal, es decir, europeos y norteamericanos principalmente; el resto, en el mejor de los casos, la consideran mera comparsa necesaria en las votaciones de Naciones Unidas para dar una imagen más heterogénea y colorista de esa comunidad internacional. Ella entiende perfectamente el problema y ella está activando con cautela todos los complejos mecanismos que actúan en este tipo de situaciones para alcanzar, quizás, un alto el fuego. Eso si, este lo será cuando Israel lo considere oportuno para sus intereses. Mientras habrá declaraciones varias, incluso alguna un poco grandilocuente, sobre la necesidad de contención del Ejército israelí en sus bombardeos y, entre medias, la absoluta y radical condena a Hamas por seguir disparando cohetes será omnipresente, aunque no habrá por contra ninguna presión al Ejército mejor armado y más sofisticado que hay en un radio de varios miles de kilómetros alrededor de Gaza. La llamada comunidad internacional muestra una condescendencia absoluta hacia el que masacra en esta parte del planeta, mientras condena radicalmente al que se defiende de un bloqueo de varios años que, como decíamos anteriormente, condena a más de un millón de personas a vivir en la mayor cárcel del mundo.
Pero todo esto, también como decíamos al principio, además de profundos y necesarios análisis geoestratégicos, requiere también de corazón. Las personas, quienes no somos la comunidad internacional por que hace tiempo que nos expulsaron de ese espacio que ha quedado en manos de la tradicional clase política, militar y económica, constituimos la «comunidad de los pueblos». Y es en esta donde se articulan los sinceros sentimientos de solidaridad y de hermandad, ahora para con el pueblo palestino. Es en esta comunidad donde real y verdaderamente entendemos el dolor por las muertes, heridos, destrucción, ocupación y, en suma, por el genocidio que Israel comete diariamente contra ese pueblo. No necesitamos estudios e investigaciones de organismos internacionales que al final no dirán lo obvio: sabemos que esto es una masacre y sabemos que se están violando todos los derechos humanos por parte de un Gobierno y un Ejército que hace gala además del desprecio más absoluto hacia la vida y dignidad del pueblo palestino. La verdad es que a veces es difícil de entender que un pueblo como el judío, que sufrió el holocausto nazi, esté en su mayoría respaldando este nuevo genocidio, ahora protagonizado directa o indirectamente por él mismo.
Por todo esto, desde esta «comunidad de los pueblos» debemos profundizar, de una parte, la denuncia permanente contra los asesinatos en Gaza. Pero, por otra parte, es importante que activemos la presión sobre nuestros gobiernos, pequeños y grandes, pues ellos son los que realmente están dando la cobertura necesaria, la disculpa hipócrita, para que Israel siga adelante con su genocidio. Para el fin del apartheid en Sudáfrica fue decisiva la actuación internacional, la de los pueblos, presionando para el boicot hacia todo lo que podía salir directa o indirectamente del régimen racista sudafricano, para que no se realizaran inversiones económicas en ese país o forzando la ruptura de relaciones diplomáticas de los diferentes gobiernos, además de su condena en los diferentes organismos internacionales. Hay entonces una importante experiencia acumulada y, sobre todo, la prueba de que es posible acabar mediante la presión social con estas injusticias; pero para ello, como se señala, además de la condena a Israel, hace falta la presión contra quien le está dando la cobertura necesaria para seguir con sus acciones genocidas contra el pueblos palestino.

domingo, 6 de julio de 2014

Cómo nos manipulan



CÓMO NOS MANIPULAN

   Recientemente se ha producido un despido en una empresa. Se le echa porque es un trabajador concienciado, que exige sus derechos laborales. Ninguno de los compañeros de la empresa se manifiesta en contra del despido y en apoyo del compañero.

   El trabajador lleva a juicio a la empresa y gana. Victoria pírrica, porque la empresa recurre y en estos momentos se está pendiente de la nueva sentencia.

   Mientras transcurren los meses y la empresa da un paso adelante ante la pasividad de los trabajadores. La experiencia ha funcionado.

   El siguiente paso es pasar a los trabajadores de la unidad de limpieza a una contrata. Fundamentalmente afecta a mujeres. Se niegan. Ven peligrar su estabilidad. Pueden ser desplazadas a diferentes lugares de trabajo y perder parte de sus derechos laborales. Empiezan una movilización a la puerta de la empresa. Nadie de los trabajadores de la empresa les apoya.

   En estos momentos la empresa los ha denunciado y ha conseguido que no se manifiesten en la puerta. Perjudican a la empresa ante los clientes. El resto de los trabajadores no se han manifestado.

No saben que los próximos van a ser ellos.

sábado, 29 de septiembre de 2012

Los mitos en los que se basa la manipulación de las mentes

Los mitos en los que se basa la manipulación de las mentes


Según Herbert Séller en su libro: Manipuladores de Cerebros, Mitos, Técnicas y Mecanismos para el control de la mente. Señala cinco mitos que se repiten una y otra vez para justificar la manipulación: el mito del individualismo, el mito de la neutralidad, el mito de la naturaleza humana inmutable, el mito de la ausencia de conflictos sociales y el mito del pluralismo de los medios. Empecemos por comentar el primero.
  1. El mito del individualismo y de la decisión personal. Se trata de hacer creer que las personas podemos, si así lo deseamos, llevar acabo cualquier iniciativa por nuestra cuenta, haciéndonos confundir la libertad del capital con la libertad personal. Por ejemplo los empresarios proponen como ejemplo de libertad individual que en Europa la defensa de la movilidad de capitales. Nos dicen que un gran ejemplo de libertad es que aquellos que lo deseen puedan llevar su dinero libremente de un país a otro sin ninguna cortapisa. Pero esto solamente es cierto para los grandes capitales. Si intentamos abrir una cuenta de ahorro en otro país diferente del nuestro nos daremos rápidamente cuenta de lo difícil que esto resulta. Si quisiéramos aplicar la libertad individual para trabajar en otros países del entorno europeo, pronto caeríamos en la cuenta de que es muy fácil para los ricos buscar un paraíso fiscal para su dinero y muy difícil para un trabajador moverse a trabajar a otro país.

jueves, 20 de septiembre de 2012

Se puede cambiar el pensamiento dominante de una comunidad

¿Se puede cambiar una forma de pensamiento?


Un paradigma dominante, o forma de pensamiento dominante, es aquel que marca los valores imperantes en la sociedad en un momento determinado y su hegemonía responde a que sus valores son compartidos por el trasfondo cultural de la comunidad. En estos momentos el pensamiento dominante son  los valores que toman como referencia al capitalismo ultra liberal que está marcando nuestras reglas de juego.

Pero esto puede ser cambiado. Puede que en un futuro la forma de pensamiento dominante sea más humana y se acerque  lo que hemos definido como la  TERÍA ECONÓMICA DEL BIEN COMÚN.

Para que  La Teoría Económica del Bien Común llegue a convertirse en un nuevo sistema de pensamiento y pueda convertirse en un paradigma dominante debe contar con el apoyo de:

1º Colectivos que lo introduzcan y lo promuevan, como por ejemplo, líderes sociales que lo justifiquen. Teóricos que lo habiliten, educadores que lo enseñen, organizaciones profesionales que lo legitimen…
2º Instituciones que le den validez oficial, por ejemplo, administraciones públicas que lo legalicen, corporaciones bancarias que lo financien, religiones que lo defiendan…
3º Cobertura mediática que lo difunda como un sistema de pensamiento, legitimándolo al mismo tiempo.

Para que todo esto sucede se necesita tiempo y especialmente se necesita que poco a poco se vayan dando los tres pasos citados.

Cada uno de nosotros puede contribuir con su pequeña aportación a que todo esto suceda.

La simple propagación de esta información entre nuestras amistades, familia, etc. ya es una forma de contribuir a ello.

viernes, 31 de agosto de 2012

El punto 5º de la Teoría del Bien Común


Punto 5º de la Teoría del Bien Común

El balance financiero pasa a ser un balance secundario. El balance financiero pasa de ser un fin a un medio y sirve para lograr el nuevo objetivo de las empresas (la contribución al bien común). Los excedentes del balance se pueden utilizar para realizar nuevas inversiones, siempre respetando las reglas del Bien Común, la amortización de préstamos; reparto limitado entre empleados; así como préstamos sin intereses a otras empresas. Nunca se deben usar los excedentes para: inversiones en mercados financieros, adquisiciones hostiles de otras empresas, reparto de dividendos a personas que no trabajan en la empresa, así como donaciones a partidos políticos. A cambio las empresas no deberán hacer frente al impuesto sobre el beneficio de las sociedades.

domingo, 19 de agosto de 2012

Punto 4º del TEORÍA DEL BIEN COMÚN


Las empresas que dispongan de un buen balance del bien común, conseguirán beneficios legales que les permitirá pagar impuestos más bajos, reducir los aranceles de importación de los productos que necesiten para fabricar las suyos propios, disponer de créditos más baratos, tener prioridad en las contrataciones públicas, etc. Con todas estas ventajas su entrada en el mercado será más fácil por lo que los productos y servicios éticos, ecológicos y regionales tendrán en el mercado unos precios más competitivos que los productos no éticos, no ecológicos y globales del resto de las empresas competidoras.